Hay días y días. Unos que amanecen azules, luminosos y preciosos y otros que, cuando abres el ojo desearías tener la capacidad de apagarte y no ver ni padecer.
Intentemos sacar el mucho o poco jugo de ambos dos. Porque, a la postre, un día es un día y tanto bueno como regular o malo es tiempo que se va.
Intentemos sacar el mucho o poco jugo de ambos dos. Porque, a la postre, un día es un día y tanto bueno como regular o malo es tiempo que se va.
Y no volverá.